viernes, 29 de mayo de 2009

Ensamble y Coro Hoy en el Conservatorio

Ensamble y Coro del Conservatorio de Música “Gilardo Gilardi”
Hoy se llevará a cabo la presentación musical del Ensamble y Coro del Profesorado del Conservatorio Superior de Música “Gilardo Gilardi”, en adhesión a las celebraciones por el Centenario de la Escuela Normal Superior “José Figueroa Alcorta”.
El concierto se realizará a las 21:30 en el auditorio del Conservatorio, con entrada libre y gratuita.

Nélida Ana Paolini (ex docente de la Escuela)

Por la presente quiero manifestar públicamente la satisfacción que, en lo personal y compartida con cientos de personas, he tenido el sábado 16 de mayo en ocasión de asistir a la fiesta del centenario de la Escuela Normal.
El clima de amistad, camaradería y compañerismo que reinó en todo momento en el ambiente hizo que la totalidad de los asistentes nos sintiéramos felices.
Y esto, si bien tiene que ver con el ánimo que llevaron aquellos que eligieron celebrar en y con la Escuela, se debe en mucho al trabajo sostenido, prolijo y esforzado de toda la comunidad educativa de la Institución. Directivos, docentes, personal no docente y alumnos estuvieron en todos los detalles, se convirtieron en anfitriones dedicados a construir el ambiente de alegría que reinó.
Por este medio quiero agradecer a la Escuela por habernos ofrecidos momentos de profunda emoción y todas las alegrías y reencuentros que se produjeron durante el transcurso de todas las celebraciones, especialmente el Acto Académico, la charla de la Dra. Sandra Díaz y la cena a la que me he referido.
Segura de compartir este agradecimiento con muchísima gente de la querida Escuela Normal, hago propicia la oportunidad para saludarlo muy cordialmente.
Nélida Ana Paolini (ex docente de la Escuela)

Ex Alumna desde Buenos Aires

Correo de lectores: “TRIBUNA” Edición del 29 de mayo de 2009

100 años de la Escuela Normal
Desde Buenos Aires, lugar que me adoptó hace 4 años a mi y a mi familia, quiero dejar algo escrito para los 100 años de la escuela de mis amores, a la que fui de jardín de 4º a 6º año. Fueron 14 años de mi vida por esos pasillos, todas las Ubes jugadas, todos los intercolegiales, olimpíadas de matemática, todo por amor a la camiseta, por amor a la escuela.
Quiero felicitar a los encargados de la conmemoración de los 100 años de la escuela, ya que todo estuvo muy bueno, en especial la fiesta del sábado, que reunió a mas de mil ex alumnos y profesores.
Pero siempre hay un pero, y aca va el verdadero motivo de esta carta. A mi modesto entender y después de hablarlo con varias personas, pensamos que hubiera sido importante un homenaje como se merecía una gran persona que hizo muchísimo por nosotros. Estoy hablando de Chicha, simplemente Chicha, ya que todos saben de quien hablo. De la profesora, directora, amiga, que tuvimos lo que fuimos a nuestra querida Escuela Normal.
Esa persona me enseño las técnicas del voley, la que me escuchó cada vez que fui con el centro de estudiantes, fue nuestra compinche en cada competencia, esa persona con la que compartí acaso los mejores seis años de mi vida; la que alguna vez cuando yo cursaba 6º grado me dijo "Jesi, no te cambies de escuela porque vas a ver que nos vas a extrañar". Y sí que tenía razón, yo iba a extrañar como ahora muchos la extrañamos a ella.
Por eso, desde aca, mi pequeño homenaje a esa gran persona que fue y será siempre, que llevo de manera increible a nuestra escuela mi pequeño homenaje para nuestra Profesora, nuestra Directora o simplemente nuestra Chicha. Gracias por todo y siempre vas a estar en el corazón de todos los que alguna vez anduvimos por los pasillos de 25 de Mayo y Pío Angulo.
Feliz cumpleaños amada escuela y vamos por 100 mas.
Gracias a todos los profesores, autoridades y colaboradores, por la alegría que pasamos todos el pasado fin de semana en salón del Club Bell.
Jesica Orselli (DNI 31.149.982)
jesicaorselli@yahoo.com.ar

miércoles, 20 de mayo de 2009

REVISANDO EL PASADO, PROYECTANDO El FUTURO



Hubo un tiempo, cien años atrás, en que los saberes y conocimientos que se aprendían en la escuela constituían un patrimonio para toda la vida. Un diploma no era únicamente un título, sino un certificado de competencia que duraba hasta el fin de los días. Eran momentos en que los ideales de Sarmiento y de la Ley de Educación N° 1420 propugnaban la enseñanza pública, obligatoria, gratuita y laica, pilares fundamentales de nuestra escuela pública, “educación para todos”, gestora del optimismo pedagógico que implicaba la creencia de que por medio de la educación se podrían construir sociedades modernas y progresistas. Era indiscutible la trascendencia de la escuela y del aprender para la transformación de las sociedades. Se alimentaba el sueño de la clase trabajadora que, desde los más humildes, con todo esfuerzo, mandaban a sus hijos a la escuela porque sabían que verían convertido en realidad el anhelo de decir, años más tarde: “Este es m´hijo, el dotor”.
El sueño de todo argentino de bien era que sus hijos se educaran y lograran transformarse en profesionales o, al menos, se defendieran en la vida y el saber leer y escribir, insuficiente pero indispensable, los protegería de la intemperie cuando salieran a pelear su lugar en el mundo. La educación era, en el fondo, eso: un sueño, una meta, una utopía integradora, protectora de cada niño, adolescente y luego adulto. Esto pasó y sólo lo puede preservar el recuerdo de los mayores, el registro de los libros y la memoria de los nostálgicos.
Hubo otro tiempo, no tan lejano, a fines del siglo pasado, en que se produjo la transferencia de las escuelas nacionales a la órbita de las provincias o municipios. Esto no tuvo que ver con necesidades pedagógicas, sino con necesidades financieras. La Ley de Transferencia y la Ley Federal de Educación N° 24.195 cierran el circuito de transferencia que se iniciara en los 80, al final de la dictadura militar. Aquí se genera una gran deuda con la educación y con la sociedad, pues algo tan profundo e importante fue puesto en la mesa de negociaciones del poder político de turno con los intereses internacionales. Esto dio lugar a un proceso de deterioro y debilitamiento del sistema educativo. En una sociedad caracterizada por la falta de inversión y el empobrecimiento de vastos sectores de nuestro pueblo el imperativo era retener, contener a los alumnos, promoviendo la función asistencial por encima de la capacidad creadora y transmisora de saberes. Y en verdad, merced a ello hoy pueden verse los desmanes y el daño profundo que causó la fractura de la educación nacional, cambiar los contenidos académicos, hambrear a los maestros, reducir la escuela a comedores escolares, a lugares de reunión invertebrados de niños y jóvenes. La agonía de la educación pública fue la agonía del país, de nuestro lugar en el mundo, de nuestra casa de los sueños.
Nuestros tiempos son otros. No necesariamente mejores o peores, solo diferentes. Son los tiempos de la Ley de Educación Nacional N° 26.206 que promueve la unificación del sistema educativo nacional, lograr una educación de calidad para una sociedad más justa, orientada a resolver los problemas de fragmentación y desigualdad del sistema educativo. Que establece la obligatoriedad de la escuela secundaria, el reconocimiento de la diversidad, la transformación curricular del Profesorado de Enseñanza Primaria y la extensión de la carrera a cuatro años. Esto requiere volver a ser quienes fuimos para restaurar el ideario educativo que enarboló la Argentina moderna y que hizo grande a nuestro país. Épocas de revisión y cambios, requieren hacer memoria, recordar el pasado de cara al futuro para encontrar significación a los acontecimientos, percibir los lazos que lo vinculan con nosotros, con nuestra realidad, nuestro presente y nuestro futuro.
Desde siempre y en nuestras propias vidas, la educación es un eje vertebrador. Es tan esencial la idea civilizadora e integradora de la educación pública, que si revisamos la historia podemos entenderlo. Pero no solo la historia nacional, sino la simple y resonante historia cotidiana de cada uno. Comencemos por el Jardín de Infantes y recordemos las maravillosas impresiones registradas en nuestra memoria, el aroma de las témperas y las plastilinas, los colores de las salas, las canciones y los juegos. Sigamos por la primaria, cuando cada mañana nos emocionábamos cantando Aurora mientras se elevaba nuestra enseña patria, donde aprendimos el Himno Nacional y esa emotiva condición de ser parte de un todo que genera una enigmática identidad. Ya en la secundaria reforzamos esa identidad y la enarbolamos hasta sentirnos plenos, por ser parte de la escuela, en la que nos enamoramos, debatimos y descubrimos nuestras vocaciones escondidas y hasta diseñamos nuestro futuro. Así llegamos a la formación profesional, al Profesorado de Enseñanza Primaria donde se profundizan los saberes para educar, hacer y soñar, razón de ser de las Escuelas Normales.
En este marco creció y se fortaleció nuestra escuela, nuestra querida Normal. Sabemos que, como todo el sistema educativo, hoy se encuentra interpelada, que necesita cambios. También sabemos que en una sociedad que promueve la violencia, genera pobreza y falta de horizontes, la escuela, nuestra escuela pública es la única institución que sigue albergando niños y jóvenes, promoviendo en ellos capacidades de reflexión, de innovación, de convivencia, que continúa transmitiendo valores, que ensalza el de la libertad, de la solidaridad, el de la convivencia en la diversidad, de respeto al otro, del diálogo y el compromiso democrático como fundamento de una ciudadanía responsable.
Es aquí, en el aula, donde aún se cree en aquel viejo sueño de la educación superadora. Es aquí, donde nos permitimos sentir, que aún es posible lograr, a través de nuestro esfuerzo, un país desarrollado. Es aquí donde acompañamos a niños y jóvenes en la maravillosa aventura de crecer y aprender a pensar. Finalmente, es aquí donde renovamos día a día la esperanza de que, con la educación, es posible un futuro mejor.
Directora Prof. Viviana Mabel Pochettino

sábado, 16 de mayo de 2009

Disertó la Dra. Sandra Diaz, ex alumna de la Escuela Normal de Bell Ville

En el marco de los festejos del Centenario de la Escuela Normal Superior José Figueroa Alcorta, como estaba programado expuso la Doctora Sandra Díaz, sobre el tema "El Cambio Climático Global y los Ecosistemas. Problemas y Perspectivas"
La Dra. Díaz es la única argentina que forma parte desde hace pocos días, de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS), entidad conformada por miembros pertenecientes a la ciencia, ingeniería y medicina, Sandra Díaz es profesora asociada del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de la Universidad Nacional de Córdoba.
Además recordemos que en el año 2007 la Dra. Sandra Díaz recibió el Premio “Nobel a la Paz” junto al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas y fue declarada, por el concejo deliberante de la ciudad de Bell Ville, el día 3 de diciembre de 2007 "Vecina Ilustre" de la ciudad.
Con un marco de público realmente muy bueno desarrolló su conferencia, y entre otras cosas la destacada científica y ex alumna de la escuela centenaria recomendó “ evitar que el carbón, el petróleo y el gas natural fósil se libere, eso se hace con tecnologías alternativas, con fuentes de energías alternativas, más que alternativas, razonables, por algunos usos como el agro combustible por ejemplo, liberan más dióxido de carbono que el ahorro y más allá de toda energía alternativa que podemos usar, que es muy importante que lo hagamos, básicamente hay que tratar de consumir menos, eso no lo dice nadie porque es muy poco popular, pero lo más efectivo de todo es consumir menos, quemar menos energía.”
. En la parte final de su oratoria Díaz dijo, “debemos tomar, como sociedad civil, más allá de los gobiernos, una actitud activa e informada sobre estas cosas porque hay sectores que muy en particular quieren hacernos creer que hay un solo futuro, de océanos de cementos, rodeados por una agricultura industrial intensiva sin nada de otro tipo de ecosistema, un planeta donde haya unos pocos extremadamente ricos y una enorme mayoría totalmente marginalizada, ese es el futuro inevitable, no, yo creo, más allá de un punto de vista ideológico y de un punto de vista científico que esto no es cierto, ese es uno de los futuros posibles, pero hay una serie de futuros posibles que van a depender sí, de los estilos de desarrollo que uno elija y de la premura y coordinación en actuar de los sectores gubernamentales y de la sociedad civil”

Acto Académico

Tal como estaba previsto por los organizadores de los festejos del centenario de la Escuela Normal Superior José Figueroa Alcorta, se realizó el acto académico el pasado viernes 15 de mayo de 2009 con gran presencia de público, autoridades locales, provinciales, ex alumnos, personal en actividad, personal jubilado, alumnos y público en general.-

El primero en hacer uso de palabra fue el Sr. Raúl Torriglia promoción 1938, quien reconoció haber vivido la emoción de los recuerdos al recorrer los pasillos y las aulas de la escuela, tal como lo había prometido hizo “temblar las paredes” con un discurso directo y emotivo.

Entre otras cosas destacó la labor del maestro Ponciano Vivanco y remarcó, tendrían que conocer lo que dijo el representante del gobierno francés al regresar del acto del centenario de nuestra Patria, Cuando llegó a su país dijo: “Encontré la educación en la Argentina tan, tan avanzada que empalidece la educación en las ciudades más importantes de Europa”, Torriglia destacó “Hoy tendría que reverdecer”.

En el acto, Torriglia entregó a la directora Prof. Viviana Pochettino, libros de su autoría para que estén a disposición de la comunidad educativa en la biblioteca del establecimiento.

La directora del centenario Prof. Viviana Mabel Pochettino en su exposición destacó la diferencia entre la importancia de la educación necesaria y obligatoria de antes y la actual, la transferencia de las escuelas nacionales a la órbita provincial, “esto no tuvo que ver con necesidades pedagógicas, sino con necesidades financieras” subrayó Pochettino.

“Hoy pueden verse los desmanes y el daño profundo que causo la fractura de la educación nacional, cambiar los contenidos académicos, hambrear a los maestros, reducir la escuela a comedores escolares. La agonía de la educación pública fue la agonía del país, de niestro lugar en el mundo, de nuestra casa de los sueños.” Continuó diciendo la directora.

Para finalizar expresando “Es Aquí en el aula donde aún se cree en aquel viejo sueño de la educación superadora. Es aquí, donde nos permitimos sentir, que aún es posible lograr, a través de nuestro esfuerzo, un país desarrollado. Es aquí donde acompañamos a niños y jóvenes en la maravillosa aventura de crecer y aprender a pensar. Finalmente, es aquí donde renovamos día a día la esperanza de que, con la educación, es posible un futuro mejor.”